Recientemente visité el recién inaugurado "Parque de los sueños" a la entrada del sector de Ciudadela Real de Minas en Bucaramanga, realizado por la alcaldía de Bucaramanga, representada por el ing. Rodolfo Hernandez.
Comparto algunas reflexiones sobre el proyecto:
1) Es muy positivo para la ciudad que, tras años de ausencia, por fin se establezca un parque en este sector tan deprimido; sector que desde los años ochentas fue destruido por las constructoras locales -con la lógica del conjunto cerrado- desestimando completamente el plan original ideado por el arq Germán Samper Gnecco para Ciudadela Real de Minas. El plan ya se hechó a perder, pero al menos, este nuevo espacio público hace algo de eco de lo que es en realidad una ciudadela en términos del equilibrio que debe existir entre el espacio público y las actividades residenciales y comerciales de cualquier sector. Si bien el déficit de espacio público no se solventa (el daño ha sido enorme) el nuevo parque hace un aporte, y resulta más que positivo que en vez de una torre de apartamentos -con nombre en inglés y "sky deck"-, tengamos ahora un espacio abierto y público en contraposición a la exagerada especulación urbana que hemos vivido en esa zona de la ciudad.
2) Es positivo que la intervención no haya costado miles de millones. El precio, a juzgar por el tamaño de la intervención, deja ver un manejo muy adecuado de los recursos públicos.
3) Es notable la presencia de niños disfrutando la zona de juegos infantiles (de excelente calidad por demás). La zona de juegos está bien resuelta. Si bien es pequeña está delimitada claramente con una barrera baja y mediante la incorporación de pisos drenantes y esponjosos ofrece una protección a los niños frente a caídas y accidentes.
4) Hay un problema con el cerramiento del conjunto cerrado vecino llamado Boca Pradera. Algunos vecinos argumentan que se puede generar inseguridad frente a usos inadecuados del espacio público. Si bien el diseño urbano no tiene que solucionar los problemas sociales del mundo contemporáneo sí puede minimizarlos. Un cerramiento más alto, o incluso vegetal u ornamental puede ayudar a resolver este problema sin afectar negativamente el paisaje urbano que el parque irá consolidando.
5) Habían pocos árboles en el lote, por lo que la sombra en el lugar es mínima. Sin embargo en la propuesta se perciben nuevos árboles (al parecer guayacanes rosados o amarillos) en la parte posterior de las estancias. Las ciudades se construyen con tiempo, un tiempo distinto al de los hombres, por lo que es preciso esperar a que esos árboles crezcan y den lo que mejor saben darnos. Una protección metálica a los troncos de los nuevos árboles no les iría nada mal.
6) En el espacio central del parque se constituyó un ágora o escenario al aire libre. El diseño es sobrio, sencillo, y permitirá realizar eventos de buena capacidad. Se estima un aforo entre 300 a 400 personas aproximadamente.
7) El diseño urbano propuesto, -contrario a otros proyectos que en prensa en algún momento se anunciaron para ese lugar de parte de las alcaldías pasadas- no corresponde a un diseño estrafalario que busque llamar la atención "a gritos". Es un diseño sencillo, que propone un recorrido tipo circuito de sección amplia, generosa para caminar, montar en bicicleta o simplemente dar la vuelta, con cambios de materiales, estancias y zonas y usos claramente identificables. Es satisfactorio que Bucaramanga abandone nombres tontos con que antaño se nombraban este tipo de lugares (caminódromo por ejemplo) y se denomine el lugar como lo que es: un parque. Ahora bien, frente al apelativo "de los sueños", habrá que ver en serio qué se sueña Bucaramanga colectivamente.