La nostalgia urbana se vuelca sobre las fotografías de la Bucaramanga de antaño. Muy a nuestro pesar, en muchas de las fotos del pasado se percibe más que hoy el orden propio de la planificación. La ciudad y su imagen era más clara, más rigurosa, con más unidad y para muchos, más acorde al apelativo de “la ciudad bonita”. Tomemos un ejemplo concreto; los paramentos (que son los límites de las edificaciones en relación a la calle) se planeaban respetando una línea continua, formando así perspectivas y visuales muy bien definidas. Hoy en cambio, en distintas zonas de Bucaramanga se obliga a las obras nuevas a realizar retrocesos frontales que castigan fuertemente a los propietarios, pero más grave aún, se están produciendo con ello retranqueos de la línea de paramento, cuestión que deriva en que se generan “muelas” entre lo antiguo y lo nuevo, fomentando seriamente la percepción de temor y de inseguridad de quienes habitan la ciudad; pues una calle sin perspectiva clara y con posibles escondites, es una calle que nos parecerá naturalmente más insegura. Esta situación surgió a partir de la última modificación al POT (año 2014) -proceso que fue liderado por las dos alcaldías anteriores-, y afecta toda construcción nueva que se plantee hoy en el Centro, o en el barrio Antonia Santos, o en los bordes de la Av. Quebradaseca, la Cra 9na y la Cra 27.
Ahora bien, si la construcción de nuestra ciudad en sectores está colaborando a incrementar la percepción de inseguridad, ¿puede eso tener implicaciones con respecto a una mayor degradación de áreas céntricas?, ¿puede eso incluso menoscabar la capacidad de creación de nuevos emprendimientos, y por ende de empleos? Es muy probable que así sea, pues tal es la complejidad de lo urbano, en donde las cosas no están sueltas, sino que se relacionan como un sistema.
En el tiempo de los hombres se suele decir que nunca es tarde para remediar algo, y dependiendo de la voluntad esto puede ser cierto. En el tiempo de las ciudades es un poco distinto. Los errores de planificación que se cometen pueden afectar a miles de personas incluso durante siglos, y es así como forjamos nuestro futuro. Quizás no sea tarde, pero urge una revisión crítica de este y otros muchos aspectos, para asegurar hacia dónde nos dirigimos como ciudad.
Alejandro Ordóñez Ortiz
Miércoles 5 de Junio de 2019
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* Artículo publicado en el espacio de opinión de la Fundación Participar. para el Diario El Frente
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