Ciudad precaria*

Cantidad y localización de asentamientos y barrios precarios. Fuente: Archivo Citu Experiencia Local, Laboratorio de Proyectos Urbanos | Año 2012

Cientos de barrios y asentamientos del Área Metropolitana de Bucaramanga tienen profundas condiciones de precariedad urbana. Las cifras más actualizadas corresponden a un diagnóstico realizado en el año 2012 por el Laboratorio de Proyectos Urbanos Citu Experiencia Local, el cuál registró la existencia de 234 asentamientos y 134 barrios precarios en el AMB, para un total a esa fecha de 290 mil habitantes. Pero, ¿cómo entender la precariedad desde el ámbito físico? La construcción de la ciudad tiene consigo tres fases: la urbanización, la parcelación y la edificación. La primera fase es la adecuación de estructuras y redes de soporte (vías, andenes, espacios públicos, servicios públicos, etc).  La segunda fase consiste en la división de una parte del territorio en predios menores, atribuyéndole a suelos rurales características urbanas. La tercera y última fase, es propiamente la construcción de edificaciones, principalmente viviendas. Pero, tal como explica Solá Morales, estas tres fases no son actos simultáneos ni encadenados siempre de la misma manera. De hecho, en los orígenes de los procesos informales de construcción de ciudad, la fase de urbanización - responsable en gran medida de dotar los elementos que condicionan un hábitat digno- simplemente no está presente. Hablamos, por ejemplo, de fincas en los límites difusos de la ciudad que se fueron subdividiendo y vendiendo como lotes pequeños -mediante promesas de compraventa o mediante la figura del proindiviso-, en donde la propiedad inicialmente es colectiva y luego se legalizan con escrituras individuales que otorgan los derechos de propiedad. Se estima que aproximadamente el 60% de la ciudad construida en Latinoamérica no la produce el sector formal, sino aquel constructor anónimo que resuelve la necesidad de miles dentro de las economías informales. Estos orígenes en la ocupación del territorio dejan por fuera al urbanismo: son barrios que no cuentan desde sus inicios con las infraestructuras públicas que los hacen barrios propiamente dichos. Sin vías ni andenes, con sinuosas peatonales trepándose por laderas, sin espacios públicos y, lo más grave para nuestro contexto, en lotes muchas veces afectados por amenazas naturales (por ejemplo, en franjas inundables como en el Río Frío, en terrenos erosivos o proclives a los deslizamientos como en la Comuna 14-Morrorico).

En el AMB esas porciones ya existen y están en continuo crecimiento frente a la mirada pasiva e irreflexiva de las autoridades. Mientras tanto, en vez de crear políticas locales de acceso a la vivienda, se han publicitado estrategias de distracción como por ejemplo pintar las fachadas de los barrios y asentamientos precarios con colores llamativos, maquillando estéticamente problemas profundos, lo que abre además todo un debate sobre la ética de esas actuaciones.

Urge pensar específicamente en cómo disminuir y controlar el crecimiento de la ciudad precaria. Para el presente, una estrategia primordial es hacer un seguimiento continuo a la problemática. ¿Qué se está construyendo, cuál ha sido su evolución, dónde y cómo se está produciendo el fenómeno? Sin información actualizada y confiable será imposible afrontar el problema.

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Alejandro Ordóñez Ortiz

27 de Noviembre de 2019

* Artículo publicado originalmente para el espacio de opinión de la Fundación Participar en el Diario El Frente

http://m.elfrente.com.co/index.php?ecsmodule=frmstasection&ida=55&idb=102&idc=44960&fbclid=IwAR0-W6IBBbBxiigU3TSfp14zfPa_UT9x_c_U04DLovaxV5S5I56Bs7OdH7Y